El Gobierno de la C. de Madrid, se empeña en privatizar el Sistema Público de Salud, a pesar de la rotunda oposición de la gran mayoría de ciudadanos y profesionales sanitarios.
En una intención mantenida durante años en la que la gestión del sistema se ha encaminado a preparar la conversión del Sistema Público de Salud en una fuente de negocio para empresarios privados, priorizando el lucro sobre el servicio público.
Todo ello, confundiendo la mayoría parlamentaria con el absolutismo fundamentalista del Gobierno de González, que persiste en unas medidas que no ha logrado justificar y que han causado un rechazo frontal de la sociedad madrileña.
El conflicto actual alcanza ya los cuatro meses de movilizaciones contra lo que parece más un plan de negocio de entidades amigas del propio gobierno que de búsqueda de eficiencia del sistema. Recuérdese el caso Güemes y los laboratorios y algunas otras coincidencias que están siendo publicadas últimamente en los medios de comunicación relacionadas con empresas constructoras.
En los últimos años del gobierno del PP, la Comunidad de Madrid ha pasado a ser una de las que destinan menos dinero a la sanidad, y esta prácticamente descapitalizada.
Se ha demostrado además que los hospitales privados y semiprivados son mucho más caros que los de gestión tradicional, y suponen una clara disminución de recursos para la sanidad pública.
Todo en una clara malversación de la confianza de los ciudadanos, y salpicado de campañas embusteras como la de la libre elección de centro y profesional, que al final degenera en un engaño colectivo al obligar a los pacientes a cambiar obligatoriamente el centro y el médico para derivarlo a las empresas privadas para consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas.
Todo ello tiene una concreción en los diferentes centros sanitarios en los que el nuestro no es una excepción.
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